1) La vía Láctea es una espiral barrada.
Sabias que la Vía Láctea es una galaxia espiral, quizá el tipo de galaxia más hermoso. Son conocidas: brazos majestuosos que se abren desde un núcleo o protuberancia central de estrellas brillantes. Eso somos nosotros. Pero muchas de las espirales tienen una característica extraña: un bloque rectangular de estrellas en el centro en lugar de una esfera, mientras los brazos se abren desde los extremos del bloque. Los astrónomos denominan barra a este bloque y seguro que lo adivinaron: tenemos uno.
De hecho, el nuestro es bastante grande: veintisiete mil años luz de extremo a extremo, siendo más fuerte que la mayoría de las barras. Por supuesto, el espacio es un barrio peligroso. ¿Quién no desearía tener una enorme barra justo en el centro de la ciudad?
2) Hay un agujero negro supermasivo en su corazón.
En el mismo centro de la galaxia, justo en el propio núcleo, yace un monstruo: un agujero negro supermasivo.
Se sabe que está ahí debido al efecto de su gravedad. Las estrellas muy próximas del centro —algunas a pocas docenas de miles de millones de kilómetros de distancia— se mueven alrededor del centro a velocidades fantásticas. A los gritos recorren sus órbitas a miles de kilómetros por segundo y su velocidad fenomenal delata la masa del objeto que las mantiene cautivas. Aplicando matemáticas básicas, es posible determinar que la masa necesaria para acelerar a las estrellas a esas velocidad debe estar al tope de la escala cósmica con cuatro millones de veces la masa del Sol. Con todo, no se puede ver nada en las imágenes. ¿Qué puede ser tan masivo como cuatro millones de soles pero no emitir luz?
Correcto: un agujero negro.
Aunque es enorme, piensen que la galaxia misma es tan poderosa como doscientos mil millones de masas solares, así que en realidad el agujero negro central es sólo una fracción minúscula de la masa total de la galaxia. Y no corremos ningún riesgo de hundirnos en él: después de todo, estamos a 250 mil billones de kilómetros del agujero negro.
Actualmente se piensa que un agujero negro se forma en el centro de una galaxia junto con la galaxia misma y como a medida que la materia cae en su interior se produce un viento que sopla hacia el exterior, la formación de estrellas en la galaxia se ve afectada. Los agujeros negros pueden ser peligrosos, pero es enteramente posible que el asesino de las cuatro millones de masas solares haya dado una mano desde tan lejos para la formación eventual del Sol y junto con éste, a la Tierra.
3) Es caníbal.
Las galaxias son grandes y son muy masivas. Si una galaxia pasa muy cerca de otra, la galaxia más grande puede hacer trizas a la pequeña e ingerir sus estrellas y gases.
La Vía Láctea es hermosa pero también es bestial: actualmente se está comiendo a otras galaxias, las que son desgarradas en largos y curvados arcos de estrellas que giran en torno al centro de la Vía Láctea (en la imagen, una ilustración de la Vía Láctea despedazando a la galaxia enana de Saggittarius). Finalmente se combinarán por completo con nosotros y formaremos una galaxia un poco más grande. Sin embargo, es irónico que las galaxias agreguen sus masas a la nuestra, haciendo crecer nuestras probabilidades de volver a alimentarnos. El acto de comer sólo hace que las galaxias se tornen más hambrientas.
4) Vivimos en un buen barrio…
La Vía Láctea no está sola en el espacio. Formamos parte de un pequeño grupo de galaxias próximas llamadas —no se sorprendan por el nombre— el Grupo Local. Somos el tipo más pesado de la cuadra y la galaxia de Andrómeda es quizás un poco menos masiva, aunque en realidad sea un poco más grande. La galaxia de Triangulum es también una espiral, pero no terriblemente grande, y hay otras galaxias clasificadas dispersas aquí y allá en el Grupo. En conjunto hay algo así como tres docenas de galaxias en el Grupo Local, de las cuales la mayoría son galaxias enanas poco importantes, increíblemente débiles y difíciles de detectar.
5) …y estamos en los suburbios.
El Grupo Local es pequeño y acogedor, y cada uno se asegura que el césped esté cortado y las casas bien pintadas. Esto es así porque en el gran cuadro nosotros vivimos en los suburbios. La ciudad grande de este cuadro es el Cúmulo de Virgo, un enorme conjunto de unas dos mil galaxias, muchas de las cuales son tan grandes o incluso más grandes que la Vía Láctea. Es el cúmulo grande más cercano; su centro está a unos sesenta millones de años luz y, aparentemente, estamos ligados a él por la gravedad. En otras palabras, formamos parte del cúmulo, sólo que estamos muy lejos. La masa total del cúmulo podría ser tan grande como mil billones de veces la masa del Sol.