Todos sentimos emociones negativas de vez en cuando, pero estas emociones tienen un efecto más fuerte en tu salud de lo que puedes imaginar. Cada vez que piensas en arrepentirte, experimentar resentimiento o repetir malos recuerdos en tu cabeza, tu cuerpo sufre tanto como tu mente. Es por eso que albergar emociones negativas puede conducir a enfermedades devastadoras a largo plazo.

Pero hay una solución simple: el perdón. El problema es que nuestra cultura parece percibir el perdón como un signo de debilidad, sumisión o ambos. Esto hace que sea más difícil realmente hacer el trabajo de perdonar a las personas que le han hecho daño.

Limpiando la energía negativa: por qué vale la pena

Según The Greater Good Science Center, “los psicólogos generalmente definen el perdón como una decisión consciente y deliberada de liberar sentimientos de resentimiento o venganza hacia una persona o grupo que lo ha dañado, sin importar si realmente merecen su perdón”.

Es importante enfatizar que el perdón es un proceso, no un evento. Es por eso que hay una gran diferencia entre el perdón decisional y el perdón emocional.

Algunos investigadores han descrito la distinción como tal: “El perdón decisivo es una intención de comportamiento para resistir una postura implacable y responder de manera diferente ante un transgresor. El perdón emocional es el reemplazo de las emociones implacables negativas con las emociones positivas orientadas hacia el otro. El perdón emocional implica cambios psicofisiológicos y tiene consecuencias más directas para la salud y el bienestar “.

Como tal, un estudio publicado en el Journal of Behavioral Medicine encontró que una personalidad indulgente estaba relacionada con un mejor bienestar subjetivo y psicológico.

En otros estudios, el perdón se relacionó con una mejoría de los síntomas físicos, menos medicamentos utilizados, mejor calidad del sueño, menos fatiga y menos quejas somáticas.

Además, el perdón tiene propiedades protectoras del corazón. Un estudio publicado en el American Journal of Cardiology encontró que la ira y otras emociones negativas tenían efectos cardiotóxicos, mientras que el perdón tiene un perfil más cardioprotector.

Los investigadores concluyeron: “Estos hallazgos sugieren que las intervenciones dirigidas a disminuir la ira al tiempo que aumenta el perdón pueden ser clínicamente relevantes”.

 

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